ESTÁS EN EL AIRE QUE RESPIRO...
Querida:Hoy también te pensé sin querer. Seguramente tú ya ni me recuerdas, eso pienso yo, pero no sé tú. Y es que la verdad no recuerdo un "te quiero" venido de tu parte, así espontaneo o bien planeado, por ejemplo a milímetros de mis oídos que me sacara de órbita y perdiera el equilibrio, no, nada de eso. La verdad no sé porqué te escribo, si la verdad ha pasado tanto tiempo ya de aquel momento juntos, se siente la nostalgia del ayer y los caminos andados. Ya te perdoné no te preocupes y créeme, no te sientas culpable de absolutamente nada, no me tomaste en cuenta como yo a ti y ese fue mi error que casi me cuesta todas las vidas. No maldigo tu recuerdo, más bien lo acaricio, lo adoro, lo tengo en el lugar que le corresponde; a miles de metros debajo del mar, donde los caballeros mantienen vivo el olvido, pero quema ardientemente el alma.
Cómo puede uno enamorarse así de una chica que te voltea a ver con el látigo implacable de su sonrisa perfectamente alusiva a la gloria, en un momento inesperado donde su cabello negro giró y me hipnotizó por completo. Así llegaste a mi vida y yo quedé como un perfecto imbécil, enamorado hasta las trancas por ti. Te pensaba a todas horas y me emocionaba como no te imaginas, aunque nunca te lo dije, no sé si fue cobardía o salvar el poco orgullo de hombre que tenía en ese momento. Es digno de estudio de la ciencia, analizar cómo un hombre se puede enamorar así de una persona y ver si en realidad es una maldición o peor aun, resulta una jugarreta de la vida.
El caso es que ahora yo de ti, no sé más que cómo te llamas, cómo sonríes y trato de contener el nudo en la garganta al escribirte. Te perdono, ya lo dije, no te sientas culpable, porque aunque fui el hombre más infeliz sobre la tierra, también conocí el amor, aunque todo fue sobrenatural lo saqué de mi mente retorcida, fue mi fe por sentirme enamorado, mi afán por querer y mis ganas de que alguien me amara como yo te amé y me llorará como yo tontamente te lloré. Espero sientas esto por alguien, para comprenderme y sobre todo, para aprender de la vida, el sabor agridulce del amor, mi amor como te llamaré por ultima vez...
Con dolor y sin rencor: tuyo siempre.
CORAZÓN
Hoy no le escribiré a nadie, ni tampoco al amor o al olvido
que a final de cuenta ya se conocen bastante bien.
Toca hablarle mejor al buen corazón hundido
en el pecho honesto de un hombre leal y valiente fiel.
Uno que dijo te quiero, te necesito, te extraño.
Aquel joven, viejo, roto aferrado soñador
ese muerto en el intento de tanto amar ermitaño.
Querido corazón dime qué hay en tu interior.
De pie a pesar de las derrotas ya nostálgico bohemio.
Suenen las campanas e inicien las campañas,
late con fuerza finita corazón supremo,
pues la sabiduría del amor ya se ve en las canas.
Después de las tertulias millonarias ya no será lo mismo,
con tu partida tu grandeza inspiradora ausente.
Lloren desconsoladas las mal amadas presentes,
en las líneas doradas hallen mi amor para siempre.
RECUERDO
Te escribo con nostalgia en mis palabras y amor intenso en
mis recuerdos.
Te escribo para gritarte que te extraño, te amo, te quiero y
te idolatro.
Te pienso a la distancia y te quiero aquí conmigo.
Quiero soñarte cumpliéndome caprichos contigo.
Ha sonado en mi mente, errante la dulce melodía,
esa la de los ayeres, esa contigo, esa la de melancolía.
La que dice siempre juntos tu y yo de noche y de día.
Como esa flor que con el sol y la lluvia contenta florecía.
Que la distancia se pierda, que los caminos se unan
Que mis brazos te encuentren que nuestra alma sea una.
Ese es mi deseo que con pasión te escribo
Verte día a día, pues tú siempre mi motivo.
Por ahora te dejo estos versos sentimentales
que lleven el sentimiento intenso de mi amor casi muerto.
Seguiré pensando en encontrarte,
Matando el olvido y practicando el oficio de amarte.
Otra vez a tu derecha
Hoy me acosté también a tu derecha,
no dormías, se sentía, pensabas despierta.
Respirabas lento pero sin hacer movimiento,
no dije nada, para no molestar, respiré lento.
De las noches en mi vida, esta no te acercaste,
abracé mi almohada sin esperanza alguna,
de un abrazo tierno, hoy no hubo fortuna.
Dormiré en silencio lanzando suspiros a la luna.
Otra vez a la derecha, un día menos en mi vida,
pensando con esmero en el mañana,
por si vivo otro día o con fortuna toda la semana.
Que así sea, que tú silencio brinque por la ventana.
La noche se pinta de negro, mis ojos se cierran,
a soñar se ha dicho aunque no sea contigo,
que al menos mañana tú amanecerás conmigo.
Por si acaso extiendo mis brazos, tu cálido abrigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario